Esta es una página para difundir la Doctrina Católica. El nombre es redundante porque no existen templarios no católicos, pero dado que masones y delirantes de todos los colores han acaparado el nombre, se ha hecho necesario el adjetivo.

domingo, 20 de abril de 2008

SECCIÓN: JESUCRISTO

SECCIÓN: JESUCRISTO


SONETO DE LA ENCARNACIÓN

Francisco Luis Bernárdez

Para que el alma viva en armonía
con la materia consuetudinaria
y, pagando la deuda originaria,
la noche se convierta en día;

para que a la pobreza tuya y mía
suceda una riqueza extraordinaria
y para que la muerta necesaria
se vuelva sempiterna lozanía;

Lo que no tiene iniciación empieza,
el día se transforma en noche oscura.
Lo que no tiene espacio se limita.,

se convierte en pobreza la riqueza.
El modelo de todo nos imita,
El creador se vuelve Creatura.

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Del Verbo Divino
La Virgen preñada
Viene de camino
Si le dais posada.

San Juan de la Cruz






JESÚS

El Licenciado Dueñas
(s.XVI)

Jesús bendigo yo tu santo nombre;
Mi corazón en Ti se emplee;
Mi alma siempre te desee;
Lóete yo cuando te nombre.

Yo te confieso Dios y hombre;
Con viva fe por Ti pelee;
En tu ley santa me recree;
Sea mi gloria tu renombre.

Medite en Ti mi sentimiento;
Mi voluntad en Ti se inflame;
Contemple en Ti mi pensamiento;

De mis entrañas yo te ame;
Viva yo en Ti en todo momento;
Óyeme Tú cuando te llame.



LOS TRES LADRONES

Enrique Alvares Henao,
colomb., (1871-1914)

Época fue de grandes redenciones :
el mundo de dolor estaba henchido
y en el Gólgota, en sombras convertido,
se hallaban en sus cruces tres ladrones.

A un lado, en espantosas contorsiones,
se encontraba un ratero empedernido;
en el otro un ladrón arrepentido,
y en el medio el robador de corazones.
De luto se cubrió la vasta esfera:
Gestas, el malo, se retuerce y gime;
Dimas, el bueno, en su dolor espera.
Y el otro, el de la luenga cabellera,
que sufre, que perdona y que redime,
se robó al fin la humanidad entera.


LA CRUZ

José Almendró Aguilar
(esp.s.XVIII)


Muere Jesús del Gólgota en la cumbre
con amor perdonando a quien le hería;
siente deshecho el corazón María
del dolor en la inmensa pesadumbre.

Se aleja con pavor la muchedumbre,
cumplida la santa profecía;
tiembla la tierra, el luminar del día,
cegando a tanto horror, pierde su lumbre.

Se abren las tumbas; se desgarra el velo;
y a impulsos del amor grande y fecundo,
parece está la cruz, signo de duelo,

cerrando augusta con el pie profundo,
con la excelsa cabeza abriendo el cielo,
y con los brazos, abarcando el mundo.

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