Esta es una página para difundir la Doctrina Católica. El nombre es redundante porque no existen templarios no católicos, pero dado que masones y delirantes de todos los colores han acaparado el nombre, se ha hecho necesario el adjetivo.

lunes, 6 de enero de 2020

Teología de la Liberación

Teología de la Liberación

TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN
Sus raíces filosóficas

P. Brian Moore

Índice
1- Introducción
2- ¿Cuándo y cómo nace la TL?
3- Algunos representantes y entidades vinculadas a la TL
4- Doctrina de la TL
5- Fuentes de la TL
6- Conclusión

1. Introducción
En el siglo XX el Demonio ha atacado a la Iglesia en Hispanoamérica con dos cuernos: las sectas evangélicas, bajo el tutelaje del capitalismo liberal y la Teología de la liberación, impulsada por el marxismo. En ambos casos, el telón de fondo es el Modernismo que penetró en la Iglesia poco a poco y que cristalizó en el Concilio Vaticano II. La corrupción doctrinal y moral produjo el debilitamiento de los que tendrían que ser los guardianes de la fe. Las ovejas se encontraron sin pastores; solo mercenarios, pusilánimes o traidores. Claramente lo dice el P. Poradowski, especialista en el tema de la teología de la liberación:

El momento favorable para la infiltración marxista en la teología católica llegó durante el Concilio Vaticano II cuando esta teología empezó a tolerar en su seno la así llamada “nueva teología”, que concentra su atención en el hombre y no en Dios. Además, el proceso de infiltración del marxismo en la teología católica resulta, al mismo tiempo, facilitado por la influencia en el ambiente católico del neoprotestantismo y del neomodernismo, reforzados también por el progresismo. Una ayuda muy efectiva en favor del marxismo vino de parte del ecumenismo, pues éste facilitó los contactos entre la teología católica y la teología protestante ya marxistizada.[1]
 
Hablamos de Teología de la liberación. Ahora bien, la teología estudia las realidades divinas. Sus fuentes son la Sagradas Escrituras y la Tradición y como instrumento la filosofía. No se puede hacer teología sin filosofía y la TL[2] tiene una filosofía implícita, de la que vamos a hablar.
Teología: Según uno de los padres del engendro, Giulio Girardi, ex salesiano, la TL “… es el intento de replantear el conjunto de los problemas de la fe dentro de una perspectiva revolucionaria. Por consiguiente, no es un nuevo capítulo de la teología, sino una nueva teología sin más”[3] Por su parte, afirma Leonardo Boff: “No proponemos la teología en el marxismo, sino el marxismo en la teología” (Jornal do Brasil, 6-IV-1980)
Al decir liberación se entiende que existe cierta dependencia, esclavitud, alguna forma de opresión. Y básicamente se trata de la ejercida por los ricos sobre los pobres; de los países poderosos sobre los pequeños. Lenin dice en un opúsculo titulado El imperialismo, fase superior del capitalismo (1916) que hay países que…
… desde un punto de vista formal, político, gozan de independencia, pero que en realidad se hallan envueltos en las redes de la dependencia financiera y diplomática. Una de estas formas, la semicolonia la hemos indicado ya antes. Modelo de la otra forma es, por ejemplo, la Argentina” “América del Sur y sobre todo la Argentina se halla en tal dependencia financiera con respecto a Londres, que casi se la debe calificar de colonia comercial inglesa.[4]

Enrique Dussel[5] pasa revista al uso del término liberación: con su base bíblica en Éxodo y San Lucas, en Hegel, en el marxismo original, en el Frente de Liberación Nacional argelino, en Herbert Marcuse, en Sartre, en Paulo Freire.
            Para definir de alguna manera la TL tomemos prestadas las palabras del mismo Gustavo Gutiérrez, considerado su fundador: es una “reflexión teológica que nace de la experiencia compartida del esfuerzo por la abolición de la actual situación de injusticia y por la construcción de una sociedad distinta, más libre y más humana”.[6]

 Gustavo Gutiérrez

2. ¿Cuándo y cómo nace la TL?
2.1. Un hito fundamental es Medellín, en el año 1968, es decir, la reunión del Episcopado Latinaomericano (CELAM = Consejo Episcopal Latinoamericano) que tuvo lugar poco después del Concilio Vaticano II. Así lo afirman dos de sus principales representantes[7]:
            Segundo Galilea: “Podemos afirmar que la idea de liberación y de teología de la liberación adquirieron su estatuto eclesiástico en la conferencia de Medellín”[8]
            H. Assman: “La explicitación de una teología la liberación comienza sobre todo después de Medellín”[9]
O sea que Medellín se explica a la luz del Concilio Vaticano II. De hecho, su lema fue: “La Iglesia en la actual transformación de la América Latina a la luz del Concilio” Por eso dice B. Chenu que Medellín fue para Hispanoamérica lo que el Concilio para la Iglesia universal.[10] Según el cardenal Trujillo, Medellín fue manipulado.[11]
            Se suele considerar como padre fundador a Gustavo Gutiérrez, sacerdote peruano (nacido en 1928), formado en Lovaina entre 1951-1955: bachiller en filosofía y licenciado en psicología; en la Facultad de Lyon: licenciado en teología. Al regresar a Perú: profesor de teología y ciencias sociales en la Universidad Católica de Lima. También fue designado como consiliario nacional de la Unión de estudiantes católicos. Directivo de la revista progresista Concilium.
El punto de partida: la conferencia pronunciada en Perú (en Chimbote) en julio de 1968 (publicada como Hacia una teología de la liberación, 1969) y sobre todo su obra Teología de la liberación. Perspectivas, de 1971. Gutiérrez considera que el documento Gaudium et Spes (Concilio Vaticano II) fue sobrepasado ampliamente por Medellín con el análisis de la situación social, política y económica, en lo que concierne particularmente al Tercer Mundo.[12]
2.3. Situación política. El Desarrollismo. El término liberación se opone al de dependencia. En los años 60 se postula la necesidad de sacar de su pobreza a los países hispanoamericanos a través del desarrollo (doctrina del desarrollismo). En el magisterio se habla de ello: Mater et Magistra y Populorum progressio. Kennedy forjó la Alianza para el progreso (1961) y se comprometió a ayudar económicamente a Hispanoamérica. Pero fue asesinado y la visión positiva de las cosas cambió. Ya no se creyó al discurso desarrollista sino que se empezó a poner énfasis en el sometimiento. “Nos hemos dado cuenta –dice Assmann- que históricamente no somos pueblos en ‘vías de desarrollo’, sino pueblos obligados al subdesarrollo, porque estamos dominados, lo cual es muy diferente”[13] Por eso el mismo autor afirma:  “… la noción de ‘liberación’ es correlativa a la de ‘dependencia’”[14] Liberación y no simplemente libertad; el primero tiene un carácter dinámico, de proceso, que no posee el segundo (esto dice Assman.  Por eso Gutiérrez rechaza el gradualismo de una política desarrollista; lo que hay que hacer es sublevarse contra el orden establecido: 

Únicamente una quiebra radical del presente estado de cosas, una transformación profunda del sistema de propiedad, el acceso al poder de la clase explotada, una revolución que rompa con esa dependencia, puede permitir el paso a una sociedad distinta, a una sociedad socialista.[15]

2.4. ¿Invención de la KGB? En una entrevista de la Catholic News Agency (añ0 2015) al antiguo general y jefe de la policía secreta comunista en Rumania, Ion Mihai Pacepa,  éste afirmó que la TL fue una creación de la KGB. Se habría creado en 1959. Esta información se la habría proporcionado el general soviético Aleksandr Sakharovslky, que fue el jefe de espionaje, del PGU (rama de la KGB para el exterior) En 1970 Pacepa desertó de la KGB y se fue a vivir a EEUU
            Un programa chino. En el año 1959 Pekín editó un folleto La Iglesia Católica en Cuba. Un programa de acción. En él se dan directivas prácticas de penetración en la Iglesia. Hay que hacerlo con mucha prudencia. Al comienzo hay que permitir las celebraciones litúrgicas. El objetivo es lograr una Iglesia nacional. La táctica: presentar al Vaticano como cómplice de los enemigos de la nación…
Hay que considerar que más de la mitad de católicos vive en Hispanoamérica. Para conquistarla hay que penetrar en el catolicismo.

3. Algunos representantes y entidades vinculadas a la TL
3.1. Veamos algunos representantes destacados de la TL y sólo algunas de sus obras más conocidas.
Hugo Assman, brasilero (nacido en 1933). Teología de la praxis de la liberación (1973)
Leonardo Boff. Formado en Munich. Jesucristo liberador (1972); Iglesia: carisma y poder (1982) El Vaticano le impuso silencio en 1985 y fue privado de sus cargos.
 y su hermano Clodovis, quien afirma que en los escritos de Santo Tomás de Aquino se puede ver un antecedente de la TL y que si viviera en el siglo XX hubiese hecho teología bajo esta óptica
Cardenales Arns y Lorscherder; Mons. Helder Camara
Segundo Galilea (ya citado) Enrique Dussel[16], Juan Luis Segundo (jesuita uruguayo), Gonzalo Galilea, José Miguez-Bonino, Gonzalo Arroyo, etc.
Paulo Freire[17] . Laico brasilero, nacido en 1921. Creador de la corriente de Educación liberadora. Obras: Pedagogía del oprimido (1970); Concientización. Teoría y práctica de la liberación, etc.
 “Según Dussel es Freire el importador del concepto de liberación para América en sentido plenamente marxista: desde 1964 la concientización o toma de conciencia revolucionaria de clase por parte del pueblo –la palabra clave de Freire- es correlativa de la liberación revolucionaria”[18] También Comblin lo considera como un pionero: “Si hubiera que dar un patrono a ese movimiento intelectual, convendría evocar a Pablo Freire, cuyos temas han influenciado casi todo lo que sucedió en la Iglesia latinoamericana en los últimos quince años”[19]
Fue inspirador del documento sobre la Educación Liberadora presentado en Medellín por el CELAM (1968)
3.2. Movimientos de sacerdotes marxistas[20]
Solo algunos ejemplos: En Argentina: Sacerdotes para el Tercer Mundo; Colombia: grupo Golconda; Chile: grupo Los ochenta; México: Movimiento de sacerdotes para el pueblo, etc. También debemos citar al C.P.S. = Cristianos por el socialismo y las comunidades de base Iglesia popular (CB /IP)
El movimiento Pax.[21] El cardenal Wyzsinki, primado de Polonia denunció en 1963 al grupo Pax (que difundía las enseñanzas conciliares), por trabajar para el PC polaco. Concretamente en dependencia de la Policía secreta UB, a la vez bajo las órdenes de la KGB. También El Congreso Mundial de las Iglesias y muchas otras agrupaciones de diversa índole.
3.3. Prensa y publicaciones
IDO-C. Centro Internacional de Información y Documentación de la Iglesia Conciliar, que tenía una comisión de 120 teólogos. Fruto de la fusión (en 1965) de dos agencias que trabajaron en el Concilio (a partir de 1963): el CCCC (Centro de Coordinación de las Comunicaciones sobre el Concilio) y el DOC, holandesa, pero que traducía sus escritos en diversas lenguas. Al parecer esas dos centrales de información fueron impulsadas por el citado movimiento PAX. El IDO-C tenía un boletín que se difundía en distintos idiomas. Algunos miembros de la comisión editorial escribían también en Concilium. P.ej: Schillebeeck, Hans Küng y Charles David.[22]
Maryknoll. Es una orden misionera fundada en 1911 en EEUU, que se llamó Sociedad Americana para las Misiones Extranjeras. Pero que un momento determinado se empezaron a corromper. La primera actividad subversiva tuvo lugar en Guatemala, al parecer bajo el padrinazgo jesuítico: un grupo de sacerdotes y monjas, que tuvieron que escaparse y terminaron casándose entre ellos.
Pero lo que nos interesa señalar sobre todo es su labor de centro difusor de literatura de la TL. Novak dice: “El cuartel general para la teología de la liberación en los Estados Unidos, y quizás en todo el mundo, está situado cerca del Río Hudson en Maryknoll, N.Y., centro internacional de la orden misionera más activa de Norteamérica, los padres y hermanas de Maryknoll. En una reciente bibliografía de las teologías del Tercer Mundo, 32 de los 82 títulos están publicados en la ‘Editorial Orbis’ de Maryknoll.”[23] (La editorial fue fundada en 1970)
Editorial Vozes, en Petrópolis, de Leonardo Boff. Con la cual difundía toda su basura.
3.4. La “Pastoral”
El CELAM dirigía el DESAL (Centro para el Desarrollo Económico y Social de A.L, 1961) y un centro similar en Santiago de Chile:  el ILADES. También hay que citar al Instituto de Pastoral Latinoamericana. Tuvo lugar la primera reunión sobre el tema en Puerto Rico, en 1964. Al año siguiente en San Pablo, donde ya intervienen Segundo Galilea, director del Instituto Pastoral Lat. del CELAM y Joseph Comblin, belga, profesor en la Univ. Cat. de Santiago de Chile. También enseñó en Brasil y en Ecuador. “Es uno de los grandes promotores y analistas de la teología de la liberación”.[24]


Leonardo Boff

 

4. Doctrina de la Teología de la Liberación
            Vamos a exponer algunos puntos centrales de la TL en base al libro fundamental de Gutiérrez Teología de la Liberación[25] y a la Instrucción del Vaticano (Ratzinger) Libertatis Nuntius de 1984.[26]
4.1. Gutiérrez tiene una concepción marxista de la historia: “Concebir la historia como un proceso de liberación del hombre, es percibir la libertad como conquista histórica” “Esto implica… una revolución cultural permanente” (p. 62)

… Partiendo de estas primeras intuiciones, Marx irá construyendo un conocimiento científico de la realidad histórica. Analizando la sociedad capitalista en la que se da en concreto la explotación de unos hombres por otros, de una clase social por otra, y señalando las vías de salida hacia una etapa histórica en la que el hombre pueda vivir como tal, Marx forja categorías que permiten la elaboración de una ciencia de la historia.
Tarea abierta, esta ciencia contribuye a que el hombre dé un paso más en la senda del conocimiento crítico, al                hacerlo más consciente de los condicionamientos socio­económicos de sus creaciones ideológicas, y por tanto, más libre y lúcido frente a ellas. Pero, al mismo tiempo le permite — si se deja atrás toda interpretación dogmática ymecanicista de la historia — un mayor dominio y racionlidad de su iniciativa histórica. Iniciativa que debe asegurar el paso del modo de producción capitalista al modo de producción socialista, es decir, que debe orientarse haciauna sociedad en la que dominada la naturaleza, creadas las condiciones de una producción socializada de la riqueza,            suprimida la apropiación privada de la plusvalía, establecido el socialismo, el hombre pueda comenzar a vivir libre y humanamente. humanamente.[27]

El hombre nuevo. Gutiérrez habla de “… la conquista de nuevos modos, cualitativamente diversos, de ser hombre” La diferencia –respecto al marxismo- estaría dada porque se busca la liberación integral del hombre, no solo la económica: el plano socio-político; el antropológico-filosófico y el teológico.
Al término liberación se le asignan tres niveles de significado: liberación política de los pueblos y de los sectores sociales oprimidos; liberación del hombre en el curso de la historia; liberación del pecado, raíz de todo mal… (Assmann)[28]

El análisis desde la óptica marxista. Sobre este punto nos ilustra la Instrucción. La forma de analizar la realidad es la propia de la dialéctica marxista: “… se sirven…  de instrumentos… de una inspiración ideológica incompatible con la fe cristiana…”; “… conceptos tomados de diversas corrientes del pensamiento marxista” (Introducción). Más adelante: “Préstamos no criticados de la ideología marxista y el recurso a las tesis de una hermenéutica bíblica dominada por el racionalismo…”
Su razonamiento es el siguiente: una situación intolerable y explosiva exige una acción eficaz que no puede esperar más. Una acción eficaz supone un análisis científico de las causas estructurales de la miseria. Ahora bien, el marxismo ha puesto a punto los instrumentos de tal análisis. Basta pues aplicarlos a la situación del Tercer Mundo, y en especial a la de América Latina (VII, 2)
En el número 4 dice que el término científicoejerce una fascinación casi mítica…” Pero hay que ver cuán científico es el método en realidad (no se puede analizar los problemas sociales solamente a la luz de la economía…)
El ateísmo y la visión inmanentista de la historia.  “En esta concepción, la lucha de clases es el motor de la historia. La historia llega a ser así una noción central. Se afirmará que Dios se hace historia.”  De manera tal que “… se tiende a identificar el Reino de Dios y su devenir con el movimiento de la liberación humana…” La fe pasa a ser “fidelidad a la historia…” “un mesianismo puramente temporal” (IX passim)
La liberación no es la salvación. Los partidarios hablan de la liberación política y económica. Pero para un cristiano lo importante es la liberación del pecado. Para que haya justicia entre los hombres tiene que haber primero justicia respecto a Dios: “Buscad el Reino de Dios y su justicia…” En lenguaje bíblico justicia es equivalente a santidad. Por lo tanto, si yo me santifico, eso se va a plasmar en los actos de justicia y caridad en el seno de la sociedad. Como dice más adelante (IV, 15) no se trata de derribar las estructuras sociales, económicas y políticas, sino de cambiarlas poco a poco.  En el mismo sentido no se puede hablar de “pecado social” (IV, 14).
  
Un concepto erróneo de la persona humana.
Recordemos que el ateísmo y la negación de la persona humana, de su libertad y de sus derechos, están en el centro de la concepción marxista. Esta contiene pues errores que amenazan directamente las verdades de fe sobre el destino eterno de las personas.
El desconocimiento de la naturaleza espiritual de la persona conduce a subordinarla a la colectividad… (VII, 9)

4.2. Primacía de lo vivencial (de la praxis) sobre lo doctrinal. La ortopraxis
Es decir, se parte de la realidad social y luego se sacan conclusiones. En la teología, con los datos de la Revelación y la filosofía se analiza la vida del hombre. El método deductivo es el propio de las ciencias superiores del espíritu: la metafísica y la teología. En ambos casos se  parte de primeros principios indiscutibles.[29] El método inductivo es totalmente lícito en el ámbito de las ciencias.
Esta desviación tiene su antecedente en Blondel, al cual Gutiérrez cita, es decir en el Modernismo. Blondel dice: “La abstracta y quimérica adecuación del intelecto y la realidad es substituida por la investigación metódica: adecuación de la mente a la vida”.[30] (Vitalismo)
La TL es no teoría, sino praxis. Dice Gutiérrez que es “… reflexión crítica de la praxis histórica a la luz de la fe”  “La vida, la predicación y el compromiso histórico de la Iglesia, serán para la inteligencia de la fe, un lugar teológico privilegiado” O sea, no se trata de especulación que luego lleva a la acción, sino vida que se hace doctrina. Assman dice que la verdad de una premisa se comprueba cuando resulta eficaz en la liberación del hombre.[31] “La verdadera ortodoxia es la ortopraxia”; no hay que “decir la verdad”, sino hacer la verdad”
La sociología desplaza a la teología. Para ello no se utiliza solo la filosofía, sino también las ciencias sociales: “(L)a razón tiene, hoy en particular, muchas otras manifestaciones además de la filosófica. La inteligencia de la fe comienza a hacerse también, en nuestros días, siguiendo pistas inéditas: las ciencias sociales, psicológicas, biológicas”[32]
4.3. La sumisión de la Iglesia al mundo
De la premisa anterior de la ortopraxis se deriva que es imperativo de la Iglesia cambiar su antigua manera de considerar al mundo. Gutiérrez distingue tres etapas en dicha relación Iglesia-mundo:
            a- La agustiniana: La Iglesia como maestra, a cuyo magisterio y directivas el mundo se debe someter
            b- La Nueva Cristiandad de Maritain. Es un avance porque sostiene la autonomía del orden civil respecto del religioso. Pero se queda a medio camino.
            c- La qué postula él: la Iglesia debe someterse a los dictados del mundo: “… la Iglesia es vista a partir del mundo” (p. 100)
Ahí aquí un aspecto de la liberación: liberación de la jerarquía opresora. “El hombre latinoamericano … en la lucha revolucionaria se libera de una manera u otra del tutelaje de una religión alienante que tiende a la conservación del orden” (p. 101)
4.4. La negación del orden sobrenatural
En el cap. V afirma: “(L) as distinciones temporal-espiritual, sagrado-profano, tienen como fundamento la distinción natural-sobrenatural. Pero, precisamente, la evolución teológica de esta última cuestión se orienta en la línea de una acentuación de la unidad tendiente a eliminar todo dualismo” (p. 102)
            SALVACIÓN. Por eso la salvación (plano sobrenatural) va a ser reemplazada por la liberación (plano natural: lo socio-económico).
IGLESIA. La Iglesia es transformada en una sociedad meramente humana y terrenal. Cristo es un liberador político.
Además, la Iglesia se hace extensiva a todos los hombres: “cristiandad anónima”, de la cual hablan los progresistas que Gutiérrez cita. Toda la humanidad es templo de Dios. No existe distinción entre sagrado y profano (p. 249-250)
PECADO. El pecado consiste en no apoyar la lucha de los oprimidos. “El pecado exige una liberación radical, pero ésta incluye necesariamente una liberación política” (p. 237)
CARIDAD FRATERNA. Amar al hombre como tal, “… y no como dice esa bien intencionada pero ambigua y maltratada expresión ‘por amor a Dios’” (p. 264)
4.5. La lucha de clases. La obligación para los cristianos de la lucha revolucionaria
            “Todo intento de evasión de lucha contra la alienación y la violencia del poderoso y por un mundo más humano y más justo es la más grande infidelidad a Dios” (p. 352) “Cuando la Iglesia rechaza la lucha de clases se está comportando objetivamente como una pieza del sistema operante” (p. 356)
El capitalista es un enemigo. Veamos la peculiar interpretación que hace Gutiérrez del mandato divino de amar a los enemigos:
Hoy en el contexto de la lucha de clases, amar a los enemigos supone reconocer y aceptar que se tiene enemigos de clase y que hay que combatirlos...; el amor no suprime la calidad de enemigos que poseen los opresores, ni la radicalidad del combate contra ellos. El amor a los enemigos lejos de suavizar las tensiones, resulta así cuestionando el sistema y se convierte en una fórmula subversiva (p. 357-358)

La violencia como medio de liberación de los pobres. La Instrucción señala el “… recurso sistemático a la violencia…”  (II, 2 y 3) “La ley fundamental de la historia que es la ley de la lucha de clases implica que la sociedad está fundada sobre la violencia. A la violencia que constituye la relación de dominación de los ricos sobre los pobres deberá responder la contra-violencia revolucionaria mediante la cual se invertirá esta relación” (VIII, 6)
Esta lucha de clases se traslada al interior de la Iglesia: laicos (sometidos) contra jerarquía (opresores). P.ej., L. Boff dice: “La desigualdad estructural producida por la detención de los medios de producción simbólica por parte de un grupo, origina una situación de permanente conflicto con los derechos humanos”[33]
Una concepción revolucionaria de la Iglesia. Iglesia del pueblo. Es decir, una Iglesia contraria a la jerarquía, que se autogobierna y autoenseña: “… una Iglesia de clase, la Iglesia del pueblo oprimido que hay que ‘concientizar’ en vista de la lucha liberadora organizada” (IX, 12; Cf. 11-13)
4.6. Interpretación racionalista y política de las Sagradas Escrituras (Instr. X, 5-8) En primer lugar porque se distingue al Jesús histórico del Jesús de la fe…Jesús es visto como un liberador temporal, un Mesías terreno y por eso “se da una interpretación (exclusivamente) política de la muerte de Cristo” (12)
En general podemos decir que se utiliza la expresión Reino de Dios en sentido inmanentista, de un mesianismo temporal (secularización). Ejemplos: el Éxodo “… en cuanto que es liberación de la esclavitud política”. El Magnificat.[34] Se presenta a la Virgen como una guerrillera. Se hace hincapié en la frase “derribó a los poderosos de sus tronos”. Para L. Boff la forma tradicional de encarar la devoción a María es fruto de la “instrumentalización del cristianismo” por la burguesía.[35] Latinoamérica vive en estado de opresión, de cautividad y por eso “… la imagen de María, profetisa y liberadora, emerge de la lectura teológica hecha en el trasfondo de nuestra situación”
Para Boff María se siente oprimida por su humildad y su virginidad. “La virginidad –dice el franciscano- equivalía para el judaísmo a esterilidad”
Por eso dice la Instrucción: “… se conservan literalmente las fórmulas de la fe, (en particular de Calcedonia), pero se le atribuye una nueva significación, lo cual es una negación de la fe Iglesia.” (9) En definitiva, nada queda en pie: se desconoce la Tradición; se tergiversa el sentido de la S.E.; se desprecia el Magisterio: “La doctrina social de la Iglesia es rechazada con desdén” (4)
4.7. La secularización de la LITURGIA. La santa Misa pasa a ser una comida fraternal del pueblo que celebra su liberación. “Se convierte en celebración del pueblo que lucha” “La Eucaristía llega a ser así Eucaristía de clase” (16) (IX, 1, 8, 10) Por lo tanto, no hay que participar de la misma Misa a la que asiste la oligarquía…



Carlos Marx



5. Fuentes de la Teología de la liberación
5.1. El marxismo
Dice R. de la Cierva: “(L)a clave para el desenmascaramiento de la teología de la liberación es demostrar su marxismo consubstancial”.[36] De hecho Gutiérrez no lo oculta: “… el marxismo, como marco formal de todo pensamiento filosófico de hoy, no es superable”[37] Esto lo toma de Gramsci y es la postura de Sartre. Assmann es categórico: “Yo soy marxista y no puedo ver la realidad de la América Latina, en ninguna otra categoría” (Ginebra, Consejo Mundial de las iglesias, 1974))
El socialismo que defiende Gutiérrez es el de J.C. Mariátegui, adaptado a Hispanoamérica, pero que en definitiva es marxismo, como el mismo Gutiérrez sostiene: “… fiel a las intuiciones centrales de Marx” (p. 130) ¿Cuáles son esas intuiciones centrales del marxismo?
Las premisas del marxismo
La ciencia del marxismo es el materialismo histórico. Creación propia de Marx. El materialismo histórico significa entender que la clave de la historia debe buscarse en cómo los hombres a lo largo de los tiempos producen bienes materiales, o sea, los procesos de producción y de intercambio. En el Manifiesto dice: “La historia de toda sociedad hasta nuestros días, es la historia de la lucha de clases”. Esta premisa está inspirada en las hipótesis darwinianas, de las cuales Marx era un gran admirador como lo declara en una carta a su amigo Engels. Incluso dice que constituyen “la base científica” de su sistema.[38] O sea que Marx coloca al hombre al mismo nivel que los animales.
Se habla de socialismo científico en contraposición al socialismo utópico, ya que se interpreta que el marxismo tiene fundamento verificable. Dice Engels en el Anti-Duhring respecto al análisis histórico de Marx: “Con eso el socialismo se convierte en una ciencia que ahora se debe elaborar en todos sus detalles”
La filosofía del marxismo es el materialismo dialéctico. Fue formulado por Engels, siguiendo a Marx. El postulado de la dialéctica está tomado de Hegel: la tesis como afirmación; la antítesis como negación; la síntesis como negación de la negación. La naturaleza es un inmenso proceso de automoción. En lugar de un Dios que dirige la historia se ubica al antagonismo que provoca la lucha de clases; se trata de un proceso sin fin, un devenir perpetuo.
            a- El ateísmo y la guerra contra la religión. Carlos Marx y la izquierda hegeliana, siguiendo a Feuerbach atacaron a la religión. Un primer paso en este sentido es su obra: Introducción a la crítica de la filosofía hegeliana del Derecho (1843).[39] Allí dice:
La única liberación de Alemania que es prácticamente posible se basa en el punto de vista de la teoría que proclama al hombre el ser supremo para el hombre.
El fundamento de la crítica irreligiosa es que el hombre hace la religión, la religión no hace al hombre. Y ciertamente, la religión es la conciencia… La religión es la queja de la creatura en pena, el sentimiento de un mundo sin corazón y el espíritu de un estado de cosas embrutecido. Es el opio del pueblo
            Lenin lo reafirma categóricamente en su obra Actitud del partido obrero ante la religión (1909):
… La base filosófica del marxismo, como declararon repetidas veces Marx y Engels, es el materialismo dialéctico, que hizo suyas plenamente las tradiciones históricas del materialismo del siglo XVIII en Francia y de Feuerbach (primera mitad del siglo XIX) en Alemania, del materialismo incondicionalmente ateo y decididamente hostil a toda religión.[40]
Lenin dice que la religión bloquea la capacidad de rebelión frente a las injusticias: al pobre se lo promete una Paraíso ultraterreno por sufrir con paciencia las miserias de esta vida; ese Paraíso lo compartirá con el ricachón que le tira unas migajas de su mesa para dormir tranquilo… Pero, dice Lenin, no hay que combatir la religión solo en el campo doctrinal, sino a través de la lucha de clases: una vez que el obrero es captado para ello termina perdiendo la fe… Por tanto, si un sacerdote se une a la lucha marxista, no hay problema en admitirlo al Partido.[41]
            b- La primacía de la praxis. Marx dice en una de las tesis sobre Feuerbach: “Los filósofos no han hecho, hasta aquí, más que interpretar diversamente el mundo. Se trata de cambiarlo” Por eso bajo el impulso de Marx se fundó la Primera Internacional en la convención de St. Martin’s Hall, en Londres, en 1864.
            c- El individuo es para el Estado. La dictadura del proletariado. La utopía marxista es que el Estado en algún momento va a desaparecer y habrá una sociedad sin clases. Pero mientras tanto tiene lugar el Estado totalitario, la supuesta dictadura del proletariado, que sabemos en la práctica significa un puñado de jefes del Partido.
            d- La única estructura social básica, fundamental, es la económica; las demás son superestructuas (la familia, la religión, la cultura), que dependen de la estructura. Con la victoria del proletariado desaparecerán esas superstructuras. Estructura: “es una totalidad articulada compuesta por un conjunto de relaciones internas y estables que son las que determinan la función que cumplen los elementos dentro de esta totalidad” (Marta Harnecker) Estructura económica: “es el conjunto de las relaciones de producción”. Así lo explica Engels:
La idea fundamental de que está penetrado todo el Manifiesto, a saber: que la producción económica y la estructura social, que de ella se deriva necesariamente en cada época histórica, constituyen la base sobre la cual descansa la historia política e intelectual de esa época;; que, por tanto, toda la historia de la sociedad (desde la disolución del régimen primitivo de propiedad comunal de la tierra) ha sido una historia de lucha de clases, de lucha entre clases explotadoras y explotadas, dominantes y dominadas, en las diferentes fases del desarrollo social; y que ahora esta lucha ha llegado a una fase en que la clase explotada y oprimida (el proletariado) no puede ya emanciparse de la clase que la explota y la oprime (la burguesía), sin emancipar, al mismo tiempo y para siempre, a la sociedad entera de la explotación, la opresión y la lucha de clases -, esta idea fundamental pertenece única y exclusivamente a Marx” (Prefacio al Manifiesto, edición alemana de 1883)
En este texto se ve claramente la idea del Mesianismo talmúdico pero aplicado: el Mesías es el Pueblo de Israel que con su sufrimiento libera a la Humanidad. Para Marx el proletariado al liberarse libera y redime a la humanidad entera.
            e- La lucha de clases. En relación con lo anterior: la lucha por el dominio de los medios de producción. La burguesía derrotó a la nobleza en el s.XVIII; en el s. XIX el proletariado debe arrebatarle el poder a la burguesía, o lo que es lo mismo, al capitalismo.      
f- El trabajo como factor único de valor de las cosas
            g- Supresión de la propiedad privada, de los medios de producción.
            El P. Poradowski hace un análisis detallado de las premisas marxistas y muestra su falsedad. Además, siguiendo a otros autores, nos informa que la revolución rusa no tuvo lugar por la situación local, sino que fue algo impuesto desde afuera, concretamente desde Alemania para debilitar a Rusia. El gobierno alemán reclutó revolucionarios formados en Capri (Italia) y en Longjumeau (Francia).[42]
 
5.2. El progresismo europeo. Las teologías políticas.
Nos referimos a las teologías progresistas llamadas política, de la esperanza, de la revolución.[43] En 1972, en El Escorial, dijo Gutiérrez:
La fe comenzó a surgir como motivadora y justificadora de un movimiento revolucionario. Así nacieron la teología de la revolución y la teología de la violencia; elaboradas inicialmente por teólogos no latinoamericanos, encontró caja de resonancia en cierta teología alemana y fue traducida en América Latina”[44]
Mons. Antonio Quarraccino, era en 1986 presidente de la CELAM y declaró en una revista española: “… proviene de Europa la fundamentación teológica de la politización del mensaje evangélico en algunas zonas de Iberoamérica. Incluso la denominada teología de la liberación es deudora de ideas y autores europeos”[45] Para el cardenal Trujillo hay dos europeos a tener muy en cuenta en la génesis de la teología de la liberación: Giulio Girardi y Paul Blanquart, ambos muy citados por Gutiérrez.
Paul Blanquart: dominico francés, profesor de de sociología en el Instituto Católico de París. Dirigente del grupo Cristianos para el Movimiento Revolucionario, dentro del marco de la Acción Católica Universitaria. Apoyó a Allende en 1971. En Cuba, en una reunión de sacerdotes dijo: “… es posible ser, a la vez, marxista y cristiano”
Giulio Girardi: este salesiano es aún más importante. Ya citamos al comienzo unas líneas de su obra Fe cristiana y materialismo histórico. Fue expulsado del Ateneo salesiano en Roma, donde daba clases y dejó la congregación. En la conferencia de Deusto (España, 1969) propuso la teología de la liberación. La Iglesia debe estar en la lucha del lado del proletariado; no es posible otra opción. Hay que acabar con la visión clasista de Dios. “A esta visión clasista de la Historia corresponde una visión clasista de Dios” Es decir, el Dios que es Señor de la historia, monarca absoluto y represor…[46]
La teología germánica  (católicos y protestantes)
Sin negar la importancia de los teólogos citados, parece que el papel fundamental lo tienen ciertos teólogos alemanes. Así lo estima José Gómez Caffarena: “La teología de la liberación latinoamericana ha nacido también en gran parte de la teología alemana”[47] En Alemania misma se apoyaba la TL. Uno de los centros principales era Munster. La agencia de noticias católica KNA la promovía.
También dos instituciones de beneficencia Misereor y Adveniat.  En Misereor dos sacerdotes,, Wuboldt y Krauskopf eran apóstoles del liberacionismo. Y el importante encuentro de El Escorial de 1972 para presentar y promover la TL fue hecho con fondos de Adveniat.
Entre los exponentes citemos en primer lugar K. Barth, a quien el P. Poradowski le da una importancia especial: “… parece que el primero y más importante lugar…”[48]
KARL BARTH. Pastor protestante suizo, el cual “… desde su juventud… siendo vicario de una parroquia protestante en Ginebra (1909), mostraba una gran simpatía por el marxismo, tanto por su doctrina como por su praxis revolucionaria” De hecho se afilió al partido social-demócrata (= marxista) de Suiza en 1915. Participó de la reunión en Zimmerwald (1915) en la que Lenin puso los fundamentos para la futura Tercera Internacional.  Tenía como premisa: “un verdadero cristiano tiene que ser socialista y un verdadero socialista debería ser cristiano”. Una de sus obras fundamentales es Reino de Dios en la tierra.
Barth sostenía que había que abolir al Estado, porque el Estado es de por sí opresor, es la “violencia institucionalizada”. Dice: “Nosotros combatimos el Estado de una manera radical y fundamental. El Estado actual no puede ser mejorado. La violencia de la injusticia desde arriba debería ser reemplazada por la violencia de la irrupción de la injusticia desde abajo…” En realidad, el comunismo cuando llega al poder se olvida de los oprimidos… Muy por el contrario, se transforma en tirano implacable[49] Pero Barth era uno de aquellos ingenuos que según Lenin mismo sufre la “enfermedad infantil del radicalismo izquierdista”. Como hacen los teólogos de la liberación tergiversa el sentido de las Sagradas Escrituras e interpreta Rom. 8: “La Creación entera aguarda la revelación de los hijos de Dios…” como la redención del proletariado.
Su concepto de Dios. Dios es “el elemento explosivo de la revolución, es la fuerza, la dinámica destructora de la revolución marxista…” (Así resume Poradowski) Es decir, lo que le da sentido a la vida es la revolución, su contenido. Esta idea absurda de la divinidad se deriva de las fuentes en las que Barth bebió: filosofía kantiana y hegeliana. Afirma Poradowiski: “Casi todas las elucubraciones seudoteológicas de los ‘teólogos’ marxistas de hoy día tienen sus raíces en esta ‘teología’ marxista de Barth”. Los que identifican el Reino de Dios con la implantación de la sociedad igualitaria proletaria y que hacen consistir la caridad en la lucha armada.
Ricardo de la Cierva:
Tanto los rastreos –desde dentro- de Enrique Dussel, como el testimonio –tan inmediato- del cardenal López Trujillo[50], nos muestran que en vísperas de Medellín, actuaban ya, sin duda, los fermentos europeos de la teología política y de la influencia marxista en los precursores del liberacionismo, procedentes algunos de Europa, y formados otros en Europa”[51][52]
Y nos dice en detalle cuáles serían sus principales representantes:
Las influencias de la teología progresista europea sobre el pensamiento liberacionista iberoamericano, y sobre los simpatizantes europeos y los liberacionistas, provienen de tres fuentes:
el filósofo marxista-humanista Bloch –quien a su vez es una intensa fuente de inspiración para la teología progresista…-,
                el teólogo protestante Moltmann, y
                un grupo de teólogos católicos en torno a Karl Rahner, S.J., cuyo discípulo principal es J.B. Metz[53]


 Karl Barth

Ernest Bloch.  Vivió en EEUU. Ejerció la docencia en Tubinga. K. Rahner lo llama: “El teólogo más importante de nuestra época”[54] Una obra fundamental de su autoría es Principio Esperanza. Es un marxista que echa mano de ciertas ideas cristianas o judías. Su ideal: la esperanza. Es ateo. Dios es el ideal que el hombre se forja de sí mismo. Los jesuitas españoles le dedicaron un libro: En favor de Bloch. Madrid, Taurus, 1979
Jurgen Moltmann. Protestante. Teología de la esperanza, 1969
Socialismo democrático, siguiendo los pasos del neomarxismo de la escuela de Frankfurt (Adorno, Habermas y Marcuse). Influenciado por Ernst Bloch.  Dice Moltmann que los teólogos protestantes hacen teología política después de haber vivido la experiencia traumática del nazismo. “La fecha de la que muchos parten es la confesión de culpas de nuestra Iglesia en Stuttgart en 1945”[55]
Juan Bautista Metz. Teología del mundo, 1970 y Más allá de la religión burguesa. Discípulo de Rahner, pero más radical. R. de la Cierva nos informa:
El cardenal López Trujillo cree que Metz se constituyó, desde el principio, ‘en pieza clave para el apoyo, en su país, del liberacionismo’ (Sillar, enero-marzo de 1985, p. 25), y atribuye el origen de su influencia al libro Teología del mundo, de 1968, a través de la traducción española de 1970 en la Editorial ‘Sígueme’, de Salamanca. España, fue, desde el principio, el centro de resonancia para el liberacionismo[56]
Karl Rahner. Jesuita alemán. “… la mayor influencia en Iberoamérica ha provenido, gracias al transplante español y al contacto de formación de los propios teólogos iberoamericanos, de los dos grandes promotores católicos de la teología política alemana: Karl Rahner y su discípulo primordial, Johann Batist Metz” Él no es liberacionista pero ha influido mucho por su giro antropológico en teología. Así lo afirma Martín Seco: “Es evidente que K. Rahner no es marxista. Sin embargo, su giro antropológico, su pretensión de elaborar una teología antropocéntrica, ha influido notablemente en los planteamientos de esta teología de la liberación”[57]
El P. Poradwoski señala que la teología moderna ha desplazado el eje desde Dios hacia el hombre: “… si se trata de la teología católica contemporánea, no hay duda de que el primer responsable de este cambio y, en consecuencia, de todos los males por él producidos, es el teólogo alemán Karl Rahner”[58] Esto está estudiado entre otros por el gran tomista Cornelio Fabro.
Rahner buscó aproximar la filosofía moderna Kant-Hegel-Heidegger al tomismo. Utiliza a veces términos tomistas pero les da otro sentido; presenta el tomismo con categorías kantianas. Al asumir una visión existencialista –heidegeriano- se deriva el giro antropológico. Enfoca su teología desde el punto de vista del cognoscente y se reduce entonces a filosofía y ésta a antropología. Por eso la fe de un cristiano termina siendo, según Rahner,  “… la realidad sentida y experimentada por su propia vida” Con su postura: “… abre las puertas a toda clase de corrientes del pensamiento que presentan la religión como un fenómeno exclusivamente humano…” Y ello le permite al marxismo confundir a los cristianos con sus planteamientos.
Por eso dice Lakebrink: “… la obra de Karl Rahner destruye la metafísica tomista y deja en crisis el pensamiento católico”; “… es más peligrosa y nefasta para la Iglesia que el mismo comunismo”
Rudolf Bultamann. (1884-1976). Teólogo protestante. Discípulo de Harnack y de Heidegger. Influyó mucho en G. Gutiérrez y Leonardo Boff.  Para él hay que desmitificar la Sagrada Escritura.




 Karl Rahner

6. Conclusión

Hay algunos seguidores de la TL que se han declarado abiertamente marxistas, en sentido pleno (p. ej. Assamann y Pablo Richard). Pero otros piensan esquivar la condena al decir que abrazan el método o análisis marxista, pero sin aceptar las bases doctrinales. El profesor Sierra Bravo nos advierte que eso no es posible ya que “… el método marxista implica también la teoría marxista”; “… es evidente que el marxismo es más que un método, y no se puede reducir a un procedimiento general de investigación, pues incluye una concepción general del mundo, de la vida y del pensamiento, es decir, una ontología, una teoría del conocimiento, una ética y un política”[59] Esto mismo dice la Instrucción en el n. VII, 6
Algunos autores afirman encontrar indicios de satanismo de Marx.[60] Tal vez no lo logran demostrar de forma apodíctica. De lo que estamos seguros es del carácter diabólico del marxismo, “intrínsecamente perverso”. Y que ningún cristiano puede colaborar en manera alguna a su propagación porque implica llevar la humanidad a la ruina. (Pío XI, Divini Redemptoris)
La Virgen de Fátima nos lo había advertido: “Rusia esparcirá sus errores”. Tal vez los apóstoles de la TL hoy no se presentan de la misma manera que lo hacían en los años 70; tal vez no levanten el fusil en alto. Pero no nos engañemos. Siguen trabajando en las sombras y, a veces, abiertamente. El reconocimiento de la Iglesia Nacional China no ayuda mucho a clarificar las ideas. Tampoco las declaraciones demagógicas de distintos líderes latinoamericanos. La batalla no ha terminado aún. De todas maneras, tenemos que combatir con firmeza, con gozo y con esperanza, ya que Nuestra Madre nos ha prometido: “Mi Corazón Inmaculado triunfará”

P. Brian Moore



Bibliografía

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[1] Miguel Poradowski.  La Teología de la Liberación. Bs. As., Ed. Quijote, 1985, pág. 40
[2] Emplearemos la abreviatura TL: Teología de la Liberación
[3] Giulio Girardi. Fe cristiana y materialismo histórico. Salamanca, Sígueme, 1978, p. 146 s.
[4] Lenin, Obras escogidas. Paris, Colección Ebro, 1972 vol. I, p. 423 y 436
[5] E. Dussel, Historia de la Iglesia en América Latina. Barcelona, Nova Terra, 1974, p. 348 s.
[6] Gustavo Gutiérrez, Teología de la Liberación. Salamanca, 1972, p. 15
[7] También G. Gutiérrez, idem, p. 175 ss. y J. Comblin, FC, p. 124
[8] Segundo Galilea. La teología de la liberación después de Puebla. Santiago de Chile, 1979 (en la trad. It: p. 22)
[9] Hugo Assmann. Teología de la praxis de la liberación (trad. It. Assis, 1974, p. 19)
[10] B. Chenu. Teología cristiana del tercer mundo . Paris, 1987
[11]  Alfonso López Trujillo. De Medellín a Puebla. Madrid, BAC, 1980, p. 25-26
[12] Cf. Nicolás Abbagnano. Historia de la filosofía. Barcelona, Hora, 1996. Vol. IV, T. II,  p. 728
[13] H. Assmann. “Hacia un discurso unitario sobre la teología de la liberación”, en Religione oppio o strumento di liberazione?, Milán, 1972, p. 155-156
[14] H. Assmann, Teologia della prassi di liberazione, o.c., p. 19
[15] G. Gutiérrez, o.c., p. 52. Cf. p. 318
[16] E. Dussel. Sobre la historia de la teología en América Latina, en Liberación y cautiverio. México, 1976. Historia de la Iglesia en América Latina. Barcelona, Nova Terra, 1974
[17] Cf. “El marxismo en la pedagogía de Paulo Freire”, en Mikael, Paraná, añor 4, n.13, 3er. cuatr., 1976, p. 15. Estanilao Cantero. Paulo Freire y la Educación Liberadora. Madrid, Speiro, 1975
[18] Ricardo de la Cierva. Jesuitas, Iglesia y marxismo 1965-1985. La teología de la liberación desenmascarada. 1986.., p. 24
[19] Revista chilena Mensaje, n. 253, p. 494
[20] Cf. Carlos Sacheri.. La Iglesia clandestina. Buenos Aires, Cruzamante, 1971
[21] R. de la Cierva, o.c., p. 394-395
[22] Para este tema Cf. John Eppstein. ¿Se ha vuelto loca la Iglesia Católica?. Madrid, Guadarrama, 1973, p. 127-135
[23] M. Novak. Liberation Theology and the Pope. Cominentary, junio de 1979, p. 61 ss
[24] R. de la Cierva, o.c., p. 23
[25] Gustavo Gutiérrez. . Teología de la liberación. Salamanca, Sígueme, 1984
[26] En una Instrucción posterior Libertatis conscientia, el Vaticano dio algunas pistas para la elaboración de una teología referida a la liberación, pero en el marco de la ortodoxia. Se puede consultar al respecto: Roger Vekemans y Juan Cordero. Teología de la Liberación. Dossier alrededor de la Libertatis Conscientia. Caracas, Tripode, 1988
[27] G. Gutiérrez, o.c., p. 57-58
[28] H. Assmann. Teología…, o.c., p. 39. Cf. G. Gutiérrez, Teología de la liberación, o.c. p.
[29] Cf. Santo Tomás, Suma Teológica, I, q. 1, art. 8
[30] M. Blondel, Annales de philosophie chretienne. En: Garrigou Lagrange, Síntesis tomista, p. 461
[31] H. Assman, o.c., p. 67-68
[32] G.Gutiérrez, o.c., p. 25
[33] L. Boff. Iglesia: carisma y poder. Santander, Sal Terrae, 1984, p. 83-85
[34] Cf. M. Poradowski. La mariología marxista de Leonardo Boff. Verbo 863-867
[35] Leonardo Boff. María, mujer profética y liberadora. La piedad mariana en la teología de la liberación. En: Evangelización en América Latina; Colección “en torno a Puebla”, n. 37, CLAR, Bogotá, 1978
[36] R. de la Cierva, o.c., p. 82
[37] G.Gutiérrez, o.c., p. 32
[38] Cf. H. Briones. El marxismo en sus fuentes. Santiago de Chile, 1972, p. 15
[39] K. Marx. Anuarios franco – alemanes, Obras de Marx y Engels, vol. 5. Barcelona, Grijalbo-Crítica, 1978, p. 208 s.
[40] V.I. Lenin. Obras escogidas, vol. I. Paris, Colección Ebro, 1972, p. 173 s.
[41] V.I. Lenin, o.c., p. 176 s
[42] P. M. Poradowski, Rev. Verbo, p. 1249 ss.
[43] Hay muchas corrientes. Las enumera Manuel Alcalá en Théologies des liberations, Paris, 1985
[44] Cit. por R. de la Cierva, o.c., p. 25
[45] Cf. Ya, Madrid, 27 de diciembre de 1985
[46] G. Girardi, o.c, p. 146
[47] K. Rahner y otros. Dios y la ciudad. Madrid, Cristiandad, 1975, p. 13 (Encuentro de teólogos alemanes y españoles en 1974)
[48] Miguel Poradowski, Karl Barth, un teólogo marxista, p. 1237
[49] Ya Solzenitzyn en El archipiélago Gulag hablaba de 66 millones de víctimas
[50] Dice López Trujillo: “La causa de tal variación provino también de la tendencia de algunas corrientes europeas.  En el viejo mundo se avanzaba en la elaboración de las teologías política y de la liberación, cuyas primeras traducciones nos invadieron meses después de finalizada la Conferencia de Medellín. Detrás de los libros se sucedieron las visitas de sus autores. Esto generaría una situación bastante nueva”.  Y pone como ejemplos a Metz y Moltmann. Aunque algunos liberacionistas dirán que los europeos forjan una teología no comprometida, demasiado abstracta (Así p.ej., Asmann)
[51] R. de la Cierva, o.c., p. 23
[52] Para Assman: “… es imposible negar un cierto influjo de estas teologías también sobre la ‘teología de la liberación’ latinoamericana” (Teol. della prassi.., o.c., p. 79)
[53] R. de la Cierva, o.c., p. 62-63
[54] Karl Rahner. Qué debemos creer todavía. Santander, Sal Terrae, 1980, p. 130
[55] Cf. Dios y la ciudad, p. 23
[56] R. de la Cierva, o.c., p. 71
[57] L.F. Mateo Seco. Teología de la liberación. Madrid, EMESA, 1981, p. 113
[58] M. Poradowski. Karl Rahner y la marxistización de la teología. Verbo 615-626
[59] R. Sierra Bravo. El método marxista. Madrid, Paraninfo, 1985, p. 47
[60] Así el sacerdote rumano Richard Wurmbrand. Robert Payne en su obra El desconocido Karl Marx había presentado ya en su biografía algunos textos del joven Marx: Oulanem y El Violinista. En El Vilonista: “Mira esta espada: me la vendió el Príncipe de las Tinieblas, porque él marca el tiempo y traza los signos. Con furia creciente toco la danza de la muerte…”
En una ocasión escribió: “He perdido el cielo, ahora con seguridad. Mi alma una vez fiel a Dios ahora va seguramente directa al infierno”.